ACTIVIDADES 3 AÑOS
1.
Leer el cuento con papá o mamá.
2.
Hacer un dibujo y colorearlo.
3.
Ficha grafomotricidad. (si no podéis imprimirlo realizar la ficha
repasando con el dedo en la pantalla)
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ACTIVIDADES 4 AÑOS
1.
Leer el cuento con papá o mamá.
2.
Hacer un dibujo y colorearlo.
3.
Buscar palabras que contengan la letra P.
4.
Ficha grafomotricidad. (si no podéis imprimirlo realizar la ficha
repasando con el dedo en la pantalla)
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ACTIVIDADES 5 AÑOS
1. Leer el cuento con papá o mamá.
2. Hacer un dibujo y colorearlo.
3. Escribir alguna frase del cuento en las fichas de lecto
escritura.
4. Ficha grafomotricidad.
(si no podéis imprimirlo realizar la ficha repasando con el dedo en la
pantalla)
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CUENTO
El elefante Bernardo.
Cuento para niños con valores
Había una vez un elefante llamado Bernardo que nunca pensaba en los demás. Un día, mientras Bernardo jugaba con
sus compañeros de la escuela, cogió una piedra y la lanzó hacia
sus compañeros.
La piedra golpeó al burro Cándido en su oreja, de la que salió mucha sangre.
Cuando las maestras vieron lo que había pasado, inmediatamente se
pusieron a ayudar a Cándido.
Le pusieron un gran tirita en su oreja para curarlo. Mientras Cándido
lloraba, Bernardo se burlaba, escondiéndose de las maestras.
Al día siguiente, Bernardo jugaba en el campo cuando, de pronto, le dio
mucha sed. Caminó hacia el río para beber agua. Al llegar al río vio a unos
ciervos que jugaban a la orilla del río.
Sin pensar dos veces, Bernardo tomó mucha agua con su trompa y se las
arrojó a los ciervos. Gilberto, el ciervo más chiquitito perdió el equilibrio y
acabó cayéndose al río, sin saber nadar.
Afortunadamente, Felipe, un ciervo más grande y que era un buen nadador, se
lanzó al río de inmediato y ayudó a salir del río a Gilberto. Felizmente, a
Gilberto no le pasó nada, pero tenía muchísimo frío porque el agua
estaba fría, y acabó por coger un resfriado. Mientras todo eso
ocurría, lo único que hizo el elefante Bernardo fue reírse de ellos.
Una mañana de sábado, mientras Bernardo daba un paseo por el campo y se
comía un poco de pasto, pasó muy cerca de una planta que tenía muchas espinas.
Sin percibir el peligro, Bernardo acabó hiriéndose en su espalda y
patas con las espinas. Intentó quitárselas, pero sus patas no
alcanzaban arrancar las espinas, que les provocaba mucho dolor.
Se sentó bajo un árbol y lloró desconsoladamente, mientras el dolor seguía.
Cansado de esperar que el dolor se le pasara, Bernardo decidió caminar para
pedir ayuda. Mientras caminaba, se encontró a los ciervos a los que les había
echado agua. Al verlos, les gritó:
- Por favor, ayúdenme a quitarme esas espinas que me
duelen mucho.
Y reconociendo a Bernardo, los ciervos le dijeron:
- No te vamos a ayudar porque lanzaste a Gilberto al río y él casi
se ahogó. Aparte de eso, Gilberto está enfermo de gripe por el frío que
cogió. Tienes
que aprender a no herir ni burlarte de los demás.
El pobre Bernardo, entristecido, bajo la cabeza y siguió en el camino en busca
de ayuda. Mientras caminaba se encontró algunos de sus compañeros
de la escuela. Les pidió ayuda, pero ellos tampoco
quisieron ayudarle porque estaban enfadados por lo que había hecho Bernardo al
burro Cándido.
Y una vez más Bernardo bajó la cabeza y siguió el camino para buscar ayuda.
Las espinas les provocaban mucho dolor. Mientras todo eso sucedía, había un
gran mono que trepaba por los árboles. Venía saltando de un árbol a otro,
persiguiendo a Bernardo y viendo todo lo que ocurría. De pronto, el gran y
sabio mono que se llamaba Justino, dio un gran salto y se paró enfrente a
Bernardo. Y le dijo:
- Ya ves gran elefante, siempre has hecho daño a los demás y, como si eso
fuera poco, te burlabas de ellos. Por eso, ahora nadie te quiere
ayudar. Pero yo, que todo lo he visto, estoy dispuesto a ayudarte si
aprendes y cumples dos grandes reglas de la vida.
- Sí, haré todo lo que me digas sabio mono, pero por favor, ayúdame a
quitar las espinas.
Y le dijo el mono:
- Bien, las reglas son estas: la primera es que no te burlaras de
los demás, y la segunda es que ayudarás a los demás y los demás te
ayudarán cuando lo necesites.
Dichas las reglas, el mono se puso a quitar las espinas y a curar las heridas a Bernardo. Y a partir de este día, el elefante Bernardo cumplió, a
rajatabla, las reglas que había aprendido.
FIN
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